Tuve mi primera menstruación a los 13 años, con la sensación que era tarde, pero su llegada tampoco fue una gran ilusión. Siempre he utilizado compresas y tampones, sencillamente porque es lo que vi en casa, en la tele, en el supermercado, y lo mismo hacían mis amigas.
Los últimos años, he ido utilizando más los tampones que las compresas, ya que me parecen más cómodos y me siento más limpia y segura (es inevitable usar palabras que han quedado grabadas en la mente de varias generaciones de mujeres…fina y segura…). Hay otras frases de anuncios de compresas que también nos acompañan y nos recuerdan tiempos pasados, como: "¿a qué huelen las nubes?".
Actualmente, y hace ya varios años, existe una corriente que intenta romper muchos de los tabúes que giran entorno a la menstruación, con el objetivo de normalizar algo tan natural como es el tener la regla y todo lo que ello conlleva (sangrar, encontrarse mal, sentirse triste, irritable, etc).
Si bien es cierto, que hay toda una industria detrás de los productos de la higiene íntima y la higiene menstrual, pienso que no es justo despreciar la suerte que tenemos de haber podido usar estos productos para poder seguir nuestro día a día. No se trata de que al tener un tampón, tenga que ir si o si a la piscina. Ya veré si me apetece, pero tengo la opción de hacerlo si quiero.
Conocernos, ser conscientes de nuestra feminidad, de que somos cíclicas
El autoconocimiento nos puede traer muchas ventajas si sabemos gestionarlo. Si en ciertos momentos del mes nos sentimos más creativas, dinámicas, energéticas y otras nos apetece resguardarnos, descansar, o llorar, pues aprovechemos y entendamos que no tenemos el mismo estado cada día del mes.
Nuestra suerte es poder elegir, pero no todas las mujeres pueden hacerlo. En muchos países subdesarrollados, la menstruación es una limitación, y las niñas cuando tienen la regla, sencillamente no van al colegio. Y muchas mujeres en situación de pobreza, deben priorizar los pocos recursos que tienen, y dedicarlos a alimentar o vestir a sus hijos antes que comprar productos menstruales.
Un factor importantísimo cuando hablamos de la menstruación es la educación y el conocimiento. He empezado este post hablando de romper tabúes, el principal, hablar con normalidad de la regla, en casa, en el colegio, con la pareja, sin necesidad de bajar la voz, o evitar hacer preguntas. Esconder el dolor, el malestar, disimular las compresas y los tampones cuando vamos al lavabo, que no se sepa o se vea que tenemos la regla son situaciones habituales.
En todo caso, es importante conocer qué estamos poniendo entre nuestras piernas para poder elegir lo que más nos convenga. Algunos de los factores que debemos considerar son la comodidad, la efectividad o absorbencia, la sostenibilidad, el coste, la facilidad de uso, la limpieza si no es desechable, y sobretodo, su seguridad.
Éstas, son algunas alternativas de productos menstruales que podéis probar:
Tampones y compresas de algodón orgánico
Las compresas y tampones son los productos más conocidos y utilizados para la menstruación, pero la gran diferencia se encuentra en su composición. El algodón orgánico es el que se cultiva sin fertilizantes químicos, herbicidas, pesticidas sintéticos, y semillas modificadas genéticamente. La capa protectora de las compresas lleva una lámina protectora a partir de biocomponentes vegetales. Los tampones están hechos sólo de algodón orgánico, a diferencia de los tampones tradicionales que llevan componentes sintéticos como rayón, materiales super absorbentes, y están blanqueados con cloro.
El coste de los productos menstruales orgánicos es mayor que el de los tradicionales, aproximadamente un 40% mayor, porque son de mayor calidad y su producción es aún reducida comparativamente.
Por otro lado, los productos orgánicos son más sostenibles (compostables y biodegradables). Es importante, teniendo en cuenta que se usan de media unas 10.000 unidades por mujer durante toda su vida. Sin embargo, al ser productos de un solo uso, son muy prácticos y permiten una buena higiene íntima sin tener que dedicar tiempo a su mantenimiento.
La copa para la menstruación
La copa menstrual es un recipiente de silicona que se introduce en el interior de la vagina durante la menstruación. Se adapta a las paredes vaginales y recoge todo el flujo en el interior de la copa.
Puede llevarse hasta 12h, dependiendo del flujo que tengas. Cuestan unos 20 eur y duran más de 10 años. Se fabrican en diversas tallas, y es importante elegirla bien en función del flujo y la edad. Cada vez que se cambia hay que vaciarla y limpiarla para volverla a colocar, lo cual puede ser complicado si se utilizan baños públicos.
Antes de introducirla en la vagina, es necesario doblarla ligeramente y una vez dentro, se supone que la copa se abrirá y quedará perfectamente colocada, pero dependerá de tu destreza y práctica. Debe quedar bien colocada para no mancharte.
La copa menstrual cuenta con una prolongación en la zona inferior que te ayudará a sacarla. Pero no debes tirar de ella, ya que la copa hace efecto vacío y te podrías hacer daño. Debes presionar la base de la copa con dos dedos para romper el efecto vacío y hacer un movimiento con el dedo para liberar el aire y empujar levemente con la musculatura vaginal. Hay que ir con cuidado y extraerla en posición vertical para no derramar su contenido.
Es un producto que está muy de moda porque una vez de consigue una buena colocación, puede durar muchas horas colocado sin tener que cambiarlo, es económico y sostenible. También es cierto que muchas mujeres la combinan con otros productos, como salvaslips o bragas menstruales por si se producen pérdidas, o se alterna su uso con tampones y compresas.
Compresas de tela
Puedes encontrar compresas de tela de algodón orgánico en la capa que está en contacto con la piel. Están hechas de varias capas, una de ellas es impermeable (de poliéster) para que no traspase. En general, no se recomiendan para flujos muy abundantes, o simplemente la deberás cambiar más veces.
Cuestan unos 15 euros y debes comprar varias para poderlas cambiar durante el día.
Al ser lavables, debes guardarlas en una bolsita después de su uso para lavarlas en casa (cuanto antes, más fácil). Se recomienda ponerlas en remojo primero e ir exprimiéndolas para sacar la sangre. Pueden lavarse a mano o a máquina y va bien utilizar jabón de Marsella. Es mejor lavarlas en agua fría para que no queden manchadas.
Las compresas de tela se mueven más que las compresas de un solo uso, por lo que se debe llevar ropa interior que se ajuste bien al cuerpo.
Bragas menstruales
Nos encontramos de nuevo con un producto que conocemos bien, evolucionado para la menstruación. Las bragas menstruales se pueden comprar por unos 25 euros, y duran unos 60 lavados sin perder las propiedades absorbentes de sus tejidos. De todas formas, las podrás seguir utilizando como bragas normales después de este periodo de tiempo.
Están hechas con una combinación de tres tejidos (uno de algodón que está en contacto con la piel, un tejido técnico en base de poliéster que es absorbente, hidrófugo, antibacteriano y transpirable, y lycra u otros tejidos para la capa externa que varían según el modelo elegido).
Absorben flujo menstrual, flujo vaginal y leves pérdidas de orina. Se pueden utilizar solas o combinándolas con otros productos como un tampón o una copa menstrual. Dependiendo de la cantidad y el tipo del flujo, traspasan, por lo que se podrían utilizar todo el día cuando el flujo es muy leve, cambiarse varias veces al día, o utilizarlas como salvaslip mientras llevas un tampón o una copa menstrual.
Las puedes lavar como cualquier otra prenda de ropa interior, junto al resto de ropa o dentro de una bolsita de lavado. En este caso, se recomienda no utilizar suavizantes ni jabón de Marsella, ya que reducen la capacidad de absorción de los tejidos.
Esponjas para la menstruación
Existen dos tipos diferentes, las naturales (marinas), y las sintéticas. Su coste es de unos 15 euros el pack de 3 esponjas naturales y unos 6 eur el pack de 3 esponjas sintéticas.
Su uso es muy similar a un tampón pero son más flexibles y se adaptan muy bien a las paredes vaginales. Existe otra variante que son las esponjas anticonceptivas, que incluyen espermicida para evitar el embarazo (pero en este caso no se usan para recoger el flujo de la regla, y su efectividad es mucho menor que la de otros métodos anticonceptivos).
Antes de usarlas se deben mojar y escurrir para que queden humedecidas y no rocen al introducirlas. Se insertan en la vagina con los dedos y tras su uso se retiran también con los dedos, ya que no tienen ningún hilo para facilitar su extracción, como es el caso de los tampones.
La frecuencia en que deben cambiarse es la misma que un tampón.
En el caso de las naturales (marinas), se pueden reutilizar pero se deben lavar muy bien para que no queden restos. Duran unos 6 meses. Las sintéticas no son reutilizables y se desechan tras su uso.
Son más cómodas que otros métodos como los tampones o la copa menstrual porque se adaptan mejor al cuerpo. Además, las sintéticas son compatibles con las relaciones sexuales. Sin embargo, como las esponjas naturales son porosas, los microorganismos pueden quedar retenidos en sus fibras y producir infecciones. En este sentido, algunas sustancias limpiadoras son insuficientes para garantizar la total desinfección de la esponja y otros podrían alterar el pH vaginal e irritar la zona.
¡Eso es tener confianza en tu producto!
Esperamos que este artículo te haya sido útil y te ayude a encuentrar tu combinación ganadora.
Flowher